Hace unos días hablaba con alguien y le conté sobre una teoría que una vez había escuchado sobre "Las siete personas" que consiste en que todos conocemos a alguien que a su vez conoce a otro alguien y a su vez conoce otro y así sucesivamente hasta llegar a siete personas que conocen al presidente (por ser el personaje más céntrico). Bueno pues quiero decir que estaba mal, así lo recuerdo yo pero, documentándome para ser más interesante para alguien encontré que se llama "Teoría de los 6 grados" y dice casi lo mismo; cualquier persona del planeta está vinculada a otra a través de una cadena de no más de 5 puntos de unión. O sea seis niveles me separarían si no hubiera conocido a alguien.
En el mismo artículo hablaba también sobre un término llamado "Gebrydgumas" un concepto anglosajón antiguo que, según el escritor español Javier Marías el verbo original era ge licgan, significando ge como "camaradería, ligadura o unión" y licgan que quiere decir "yacer" o en términos modernos conyacer — o cofollar, cofornicación pues— y ¿quién no le ha pasado eso? esa sensación de no sé qué porque no tengo idea qué pasa, pero nos afecta de sobremanera cuando vemos la nueva pareja de alguien (alguien) con quien estuvimos hace poco o mucho tiempo —que no tiene nada que ver con celos— y justo ahora voy dándome cuenta del término.
—¡Carajo! Ahora soy el gebrydguma de ése.
Y lo que hacemos instintivamente es stalkear a lo profesional, vemos cómo se viste, cómo sonríe, qué fotos sube, qué —pendejadas— publica, todo lo que se puede hasta que nos hacen recordar las páginas web los términos y condición de privacidad de los usuarios. De igual manera vemos el friendship con una atención que jamás existirá en un estudio o examen. Hasta llegar al punto de decir "Qué imbécil soy".
Y sé que otras personas —incluyendo a uno de ustedes que leen esto— podrían decir "Eso qué, él no tiene nada que ver contigo" y si te conocen empieza la comparación de que, por alguna divina manera, uno es más guapo, con más estilo, más inteligente, más chistoso, más caballeroso más dinámico, más elocuente, más simpático, más chino, lacio o quebrado y hasta con mejores uñas de los píes, así hasta más de mil maneras de manipular la mente, nuestra mente en la percepción de la realidad. En lo personal yo no pido opiniones, sé que me harán creer que soy mejor en tonterías que el gebrydguma tenga o no. Otras personas se dan a la tarea de desprestigiarse a sí mismas diciéndose feos, gordas, gordos, tontos, tontas chaparros, pitochico o pocaschichis. Después uno va encontrando los mejores términos peyorativos que el diccionario —tengo que confesar que yo he hecho eso— almacena y otros tantos que la Real Academia Española parece que avaló las palabras con base en las características de cada uno de nuestros gebrydgumas —Si, nuestros, porque a mí me une a él una relación putativa, como a ustedes también con sus respectivas ex parejas— Ahora puedo decir que, basándonos en la teoría de los 6 grados, también podrá ver (así como yo) quién es su gebrydguma.
Y me siento como un estúpido por haberme equivocado y no sólo me refiero a confundir las teorías, también el haber estado con una persona que es aberrante y ¿a quién no? Ese momento incómodo que descubres la verdad de cada ser. Sin embargo lo más maduro que uno puede hacer es hacer su fe de erratas con nuestras publicaciones diarias de vida, comportarse con respeto, cortesía y humildad, porque para eso estamos viviendo y no caer en los escrúpulos más atroces que podemos tener ¿o no?... maldita perra.