lunes, 12 de marzo de 2012
6 Days With Her.
Me desperté temprano 7:23 a.m. para revisar si no había un mensaje tuyo, nada. Me vuelvo a acostar y cierro los ojos. Fuerzo a que sueñe que sí me contestas, me despierto, 8:09 a.m. no me has contestado. Vuelvo a dormir justificando que se te dificulta hacerlo y no porque no quieras. 8:56 a.m.. vuelvo a revisar, sin nada. Apago el celular y lo vuelvo a prender por si había una falla en la señal pero, nada. Me vuelvo a acostar y me pongo mis audífonos, escucho música que sé que me hará sentir peor, pero justo ésa busco y reproduzco.
9:44 a.m. reviso de nuevo, sin resultados. Miro el techo y trato de convencerme de que no necesito que me contestes, que no es necesario, que debo alejarme de ti lo más rápido posible, que eres una persona que no me agrada, trato, busco y logro encontrarte errores que creo que me harán verte de otra forma; empiezo a criticar tu forma de escribir, empiezo a quererme burlar por tus muletillas, empiezo a ser ridículo por juzgar tus actitudes, tus gestos, empiezo a segregar adrenalina por creer que está funcionando que, en verdad quiero verte como todas las personas y no estar dispuesto a ti en todo lo que quieras que haga, me repito que no soy así y ni que debería, que no es sano y que nada de esto me llevará a aun buen futuro, si me conjugo a mí mismo, porque tu no estás en mi futuro. Así continúo hasta que…
10:04 a.m. Llega un mensaje, leo inmediatamente de quien es y no empieza con la letra de tu nombre, no continúo leyendo, no me interesa.
10:09 a.m. me levanto por inercia, me lavo la cara y me miro al espejo fijamente y trato de no pensar en por qué no me has contestado y vuelvo a sentirme culpable. Inmediatamente me pregunto por qué me siento culpable si tu me has hecho sentir mal. Empiezo otra vez a querer verte de diferente forma. Dejo de mirarme al espejo y me río porque, estoy hablando solo. 10:23 a.m. Planeo ir a la cocina y prepararme un jugo, antes paso y verifico que no hayas contestado, nada. Preparo mi jugo mientras trato de pensar en los beneficios que proporciona la vitamina C en los cuerpos humanos, pero es inútil, no dejo de sentirme culpable y no dejo de pensar en ti.
10:28 a.m. Me siento en el sillón y prendo la tele, empiezo a buscar como si tuviera un programa especial que ver a esa hora y en eso, uno de los títulos empieza con la primer sílaba de tu nombre y selecciono ver, es el canal alemán, no entiendo; así como, tampoco te entiendo a ti. Sigo cambiando de canal y voy bebiendo mi jugo, llego a los canales de películas y parece que la empresa de televisión satelital se desquitó por no pagar a tiempo, poniendo en su programación de hoy puras películas que me harán sentirme peor, aunque ya haya escuchado canciones que me quitaron la poca energía con la que amanece uno cada día, no me harán nada las películas, creo.
10:36 a.m. Aparece las películas clásicas en blanco y negro, “casualmente” es Un Perro Andaluz de Luis Buñuel, un día antes me dijiste que lo viera… estúpido karma. Cambio de canal y está una caricatura y no le vea nada de malo hasta que un personaje le dice al otro –Me gustas- cambio de canal. Está una película cómica, de esas que al primer vistazo te ríes, me pareció agradable y deje el control a un lado, bebí más de mi jugo y sonreí al ver las escenas, pero inmediatamente, como si mis glóbulos blancos en conjunto con todo mi sistema inmunológico se pusiera de acuerdo para poder advertirme que; es una película cómica, típica de Estados Unidos en la que al final se besarán, se dirán lo mucho que han amado uno al otro todo este tiempo sin que lo sepan, sonará una canción tipo Blink 182 que me hará buscarla y estar dentro del play-list que escucho para hacerme daño en días como estos. Entro en conciencia que soy un tonto y cambio inmediatamente de canal. Explosiones, disparos y sangre, cambio de canal. Hay un documental que hace tiempo vi y me gustó, decido dejarle y 10:54 a.m. suena el teléfono, bajo el volumen del televisor, corro inmediatamente a contestarte y veo que, tampoco es tu nombre, dejo el teléfono y no contesto. Vuelvo a sentarme en el sillón mientras veo pasar el documental en silencio. Tomo de mi jugo, lo dejo. No me siento cómodo y me paro, prendo la estufa para hacerme algo de desayunar, dejo el sartén en el fuego y voy al baño a lavarme la cara de nuevo, pero ya sin verme. Le doy volumen a la tele y le subo más de lo normal, no basta. Prendo las bocinas y selecciono ésa música que no te gusta y escucho fuertemente. Voy a la cocina y me preparo un licuado, saco rápidamente lo que sea para prender la licuadora y la dejo ahí triturando. Abro la llave de la regadera para meterme a bañar dejando una cubeta abajo para no desperdiciar esa agua. Me preparo más jugo, presiono con fuerza el extractor para que haga más ruido, que todo el departamento esté lleno de ruido y no escuche cuando me llames. 11:13 a.m. Empieza a oler a quemado el sartén, la licuadora se escucha forzada, el extractor de jugos está flojo, lo apago. Escucho que el agua está cayendo y la cierro inmediatamente, ya está caliente. Le bajo el volumen a la tele y apago las bocinas, y pienso en mandarte un mensaje.
11:15 a.m. Se llega un mensaje, dudoso voy a verlo, tampoco es tu nombre. Prendo un cigarro, me paseo por el departamento pensando que esto no debería estar pasando, que no es sano para nadie el portarse así. Busco un cenicero y dejo el cigarro. Pienso en que debí mandarte un mensaje hoy temprano, me digo que lo voy hacer y empiezo a redactarlo, no me gusta y lo borro. Vuelvo a redactarlo, tampoco me gusta y lo borro. Pienso en mandarte un poema pero no logro hacer uno. Me paro y busco entre mis libros de hace años un poema que me haya gustado, no lo encuentro, hace años que no tenía la necesidad usar uno y deserté en la búsqueda.
11:38 a.m. pienso en llamarte y decir que fue un error, quería llamar a otra persona, sólo para escuchar tu voz. De nuevo me digo que no me comporte como un imbécil. Se me ocurre una idea, saco la guitarra y empiezo a preparar unos acordes melódicos con una tonada que parecía que estaba diciendo tu nombre, no me concentro, empiezo a tocar otros tonos sin sentido, dejo la guitarra. Saco un libro sobre el análisis actual del país, lo abro, me salto los agradecimientos, empiezo a leer la introducción y no me concentro, me justifico que no es necesario leer eso. Leo el capítulo uno, termino el primer renglón y no entendí nada, vuelvo a leerlo, y el mismo resultado. Paso al índice para ver el capítulo que es interesante. Cierro el libro diciendo en voz alta –Así no se lee un libro- Me paro y vuelvo a ver la tele. Me siento, me vuelvo a parar mientras le cambio de canal. Me hinco, me siento, me paro, me vuelvo a hincar, camino, me siento, en cunclillas, me recargo en el sillón, me vuelo aparar, camino, me siento, volteo para todos lados y me siento en el suelo, me acuesto, me acomodo. Llegué otra vez al mismo canal, le di vueltas a todos y no observé nada, ninguno me gustó para ver.
Me paro, busco en un cajón algo escondido, la huelo, le quito las semillas y lo meto en madera. Agarro el encendedor y busco una película, una que te conté ayer y que empezamos hablar de ella, si, ésa. Le doy play y empiezo a verla mientras prendo el encendedor y fumo. Empiezo a sentirme más tranquilo, ya no tengo la hiperactividad. Le pongo subtítulos porque no quiero pensar, sólo quiero sentir. Fumo de nuevo. Y aparece el personaje que juraste no ser así. Aparece el personaje que dije que yo era así, estábamos en la tele. Vuelvo a fumar. Agarro la funda que cubre la película y veo que dura 93 minutos.
12:23 p.m. Tengo 93 minutos para vernos en la tele, aunque sé que al final te vas en ambas historias, me quedo tranquilo viendo, pero aún más tranquilo porque, tengo 93 minutos para no esperar a que me contestes el mensaje donde te dije que, simplemente sonrieras.
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