Eso de salir con alguien es muy difícil, tratar de planear qué o dónde se hará lo que se tenga pensado hacer es bastante laborioso, incluso más que la elaboración de un tema de tesis, creo. Es verdaderamente difícil; primero en decidir qué se va hacer, posteriormente dónde se va hacer, después a qué hora se va hacer y al último se preguntará si se está seguro de que eso se quiere hacer.
Ahora agrégale un grado más de dificultad si llevas tiempo esperando esa salida. Y no porque se trate de alguien en especial, es porque uno sabe lo difícil que es eso, pero, también podemos decir que es por alguien en especial.Usualmente la primera vez que ves a alguien se va a "dar la vuelta", a comer, por un café o al cine, la mayoría de las veces es así y como en todo, cuando te cambian de alguna rutina (aunque no salgas seguido con gente, eso se vuelve una rutina) no sabes cómo reaccionar ante algo distinto y en éste caso, si no sales por una comida, café, película o caminata, no sabes cuál sería el protocolo si sales con ésa persona que se está volviendo especial; sales a un bar...
Estás ya en la mesa, sentado en las sillas incómodas que se tambalean, con tu primer bebida puesta ya. Brindas por "lo que sea". Bebes mientras miras a la persona que tienes enfrente, empiezas a observar cómo toma pues, no vas a tomar de más o de menos, primero tienes que saber cómo es, pues no se trata de un café, es de una bebida que en unas horas te cambiará de estado, ya sea para bien o para mal. Empiezas hablar con monosílabos y temas que no tenías pensado hablar; como los amigos en común, lo que le pasó a cada uno quince minutos antes de verse, los amigos en común otra vez, de cómo le va a cada uno en la escuela y cuando te das cuenta de que mientras hablas con toda la seguridad de que lo que dices es interesante, innovador y que nadie le había dicho eso, en ese momento observas que mira hacia otro lado. Como eso transigió a cambiar el ritmo de la conversación piensas ¿qué es lo que le gusta entonces? pero de qué podrás hablar si estás acostumbrado a que en un bar se habla de cualquier cosa que en una comida, café, cine o caminata no se habla pero ahora tienes que improvisar ya y hacer de ti algo interesante, sino fin, todo se acabará.
Lo peor que te puede pasar es que por los nervios empieces a tomar de más y por lo tanto, hables más y lo hagas mal, o que exista un silencio tan largo que no creerás que fueron 20 segundos. Lo mejor que puedes hacer es decir los mejores chistes que sepas pero decirlos en primera persona, para que así vuelva la sonrisa a su rostro, esa sonrisa que tanto te gusta, y aunque sea muy deshonesto, es el único recurso para recuperar la noche porque si recuperas su atención descubrirás que les gustan las mismas cosas y odian un montón más, que nacieron el mismo mes y que conocen los mismos lugares que uno frecuenta; que los dos aman ser ecológicos y creen que El Día de la Tierra no sirve para nada, cuyos fundamentos se saben de memoria. Entonces la primer bebida no será suficiente de que sea la primera pues habrá una segunda cita en ése mismo bar, una tercera, una docena, un aniversario, años y años de cerveza en diferentes bares de la ciudad, ya después serán comidas, cine, fiestas, reuniones familiares, conversaciones telefónicas y un larguísimo etcétera hasta que, de pronto, haya un punto final y odies la cerveza.
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